Estudios científicos han demostrado que una mascota con una boca sana, tiene una mayor longevidad.
Aunque tu peludo oculte cualquier tipo de dolor para no mostrar debilidad, hay varias señales y síntomas que nos avisan de que necesita una revisión urgente al veterinario.
Encías rojas, mal aliento, bultos en las mejillas, secreción nasal y estornudos, o incluso que deje de comer o tenga dificultad para recoger los alimentos, son unas de ellas. Aparte del sarro y algún diente astillado, que es lo primero en dejarse ver.
No controlar estas señales puede llevar a una gingivitis o una enfermedad periodontal.
Esto se puede evitar con unos sencillos pasos, que además puede convertirse en un refuerzo positivo para tu mascota.
Cuando el perro es cachorro es el momento perfecto para acostumbrarlo a un cepillado dental diario. Se aconseja hacerlo antes del paseo, así tu perro asociará que después de la limpieza viene el paseo ¡ Y lo estará esperando!
Si te resulta complicado hacerlo diariamente, te recomendamos que lo hagas un mínimo de 3 veces a la semana.
Para ello tienes kits de cepillo dentales (tanto dedal como largo para los perros más grandes). Para los más exquisitos existen pastas dentríficas con sabor a carne.
También puedes reforzarlo con un colutorio bucodental. Estos se avocan en el agua (cantidad recomendada a preguntar en el centro o ver en la etiqueta del envase), o tienes el formato en spray para usarlo directamente en la boca de tu mascota.
Otra opción, más divertida para tu peludo, son los juguetes y los snacks dentales. Hoy en día hay mucha variedad de estos productos, y su eficacia te sorprenderá!
Un buen hueso ayudará a limpiar la encima y los dientes de tu mascota, aparte de fortalecer sus músculos masticatorios.
